Memorabilia, iconografías mecanografiadas, cajas chinas, muñecas rusas, recetas, hipertexto culinario y del otro, origamis mentales, hagiografías paganas.

miércoles, junio 15, 2005

Lecturas heroicas que se transforman en escrituras cobardes

"Heroes". Así se titula la primera novela de Ray Loriga. Portada que extraigo de la memoria: Pelo largo, una cerveza en la mano izquierda. Un anillo con una calavera. Mirada ruda. La plaza Roja de Moscú y citas de Bowie en la primera página. Ese no podía ser el autor, y lo era. Ese no podía ser mi héroe literario y nunca se convirtió en eso.
Ganas de escribir una novela entre varios. El sueño que comparto con uno de mis héroes, José Pablo Stange, de inventar textos espirales, pies de página con citas inmensas que te llevan hasta la página 216 para volver a situarte en la 11. Volver a empezar después de haber recorrido tanto...
Nunca es suficiente.
Saltos mortales con los adjetivos que, una sopa con guisantes (arvejitas) y neologismos donde se cuece el hueso sin médula de onomatopeyas que fushhh, bubbleblean en el calor de ganas de explorar el, como dijo un calvo y senil profesor de castellano que sólo recordaba un par de frases entre ellas una paráfrasis de Neruda, el “regalo” de los españoles. Novela negra en Valparaíso, detectives de la imaginación, demasiado Bolaño, demasiado delirante, demasiado impublicable, demasiado difícil de realizar, demasiada vida aparte de esa tarea titánica, demasiadas cosas que incluir, que apostillar, márgenes demasiado estrechos, letra muy pequeña, demasiadas páginas con ilustraciones y fetiches, boletas, fotos carné, monedas, cajas de fósforos con celebridades, etiquetas de cerveza, cajetillas de cigarrillos, corchos de vino, bragas y pelucas de travestis, botellas de ron, ceniceros robados, carcasas de televisores, piernas de maniquíes, perros callejeros, el station que le regalaron a un amigo por un día. Los platillos Zildjian que se perdieron en un barco fantasma en un mar de mentiras piadosas.
"No podrías entrar en mi círculo, joder. Noves que yo leo a los norteamericanos en Plaza & Janés, capullo". Me molesta tu cara cerca de mi mesa. Porqué mientras bebo mi whisky, tu te engulles una cerveza tibia. Me molesta tu actitud, me molesta que no hayas leído, que hayas leído mucho, que te jactes de tu Celan, de tu Virgilio, de tu orgullo de intelectual de medio pelo. De tus ganas de vomitar datos ignotos, que todos saben. Me molestan ustedes que se ríen, que comentan la televisión. Me molesta que cantes a Charly. Y tú me incomoda que juegues a ser beterista delanbte de todo el mundo y tus dedos-baquetas golpeteen la mesa.
Me molestan tus Chés y tus Inti-Illimanis, me molesta tu progresismo y tolerancia ABC1, me molestan ustedes allá al fondo punkis mugrientos. Me molestas Tú.
Estaba intelectualizándome como un idiota. Llegaba a casa después de pelear inútilmente con Dios, a leer, leyendo entre líneas, interpretando mal, jugando con los significados, tiñéndolos con mis propias anilinas mentales.Y allí está ese libro. En la mente de más de una persona. Para recobrar la inocencia de jugar a hacer una novela que nunca será escrita, que nadie puede llevar a cabo, que requiere planetas alineados, cometas Halleys y eclipses.
Estoy esperando la imposibilidad, que el diario Estrategia inaugure una sección experimental. Donde te (me) manden a reportear la incidencia en el consumo de alcohol relacionado con los problemas monetarios, las proporciones y equivalencias entre la baja de las acciones y las tasas de suicidios, que te obloguen a figonear y descubrir al enano dentro de los cajeros automáticos y evidenciar el misterio de lo que hacen con tu dinero, que a ratos desaparece; que te den una columna donde recalques mes a mes que el dinero y estas palabras son sólo bytes.

1 Comments:

Blogger jpstange said...

un abrazo fuerte, heroe

3:51 p. m.

 

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