Memorabilia, iconografías mecanografiadas, cajas chinas, muñecas rusas, recetas, hipertexto culinario y del otro, origamis mentales, hagiografías paganas.

miércoles, julio 12, 2006

Las LCD y el LSD mueren la misma mañana.

Desperté con una sensación extraña esta mañana. Eran las 6:15 según mi celular que se apagó pronto porque le faltaba batería y estaba usando su función linterna. Empecé a buscar las luces insomnes de mi VCR y del aperradísimo DVD Starlight que lee hasta rebanadas de mortadela. El viento fuera silbaba por una ventana entreabierta y las plantas de mi balcón bailaban macabramente en la semipenumbra del amanecer de siempre, con lluvias que colapsan Santiago en un juego recurrente, como si recién estuviéramos conociendo la vida en este valle, como si los arquitectos y las empresas constructoras fueran dirigidas por bebés (no saben nada de historia ni admiten razonamientos) hambrientos de billetes donde en el lecho de un río ven oportunidades de negocio. Entre las ganas de que se haya ido rio abajo, Borderío, y que la mierda buscara rutas de escape a través de los baños del Balthus y socavara las bases de los restaurantes C y provocara daños estructurales irreversibles en Emilio, me dieron las 7:00.

Busqué mi radio con reproductor de mp3 y encendí la radio esperando voces que me informaran por qué estaba sin luz en mi casa. Las voces de los periodistas famosillos de la tele se tomaron la mañana leyendo las mismas noticias, elucubrando las mismas teorías sobre Zidane y sobre el gas y la nafta que nos tiene en la mala con Argentina (y yo, cada día más argentino) hasta que anuncian la muerte de Syd Barrett. Genio loco que se anticipó a los discos caseros y solistas autodestructivos y ultra melancólicos antes de los desvaríos de Jon Frusciante y los ecos suicidas de Elliott Smith. Pienso en Pink Floyd (una de las bandas de mi adolescencia) y en la energía del estudio de Abbey Road, repaso en mi mente el video filmado donde toman ácido en el Londres del 66 y vuelvo a los discos de Barrett que grabé a mediados de los 90 y que escuché con profusión.
Mientras, una tal Marisol García, hablaba sandeces en la radio Duna que tenía como hosts de su noticiario matinal a Juan José Lavín y a Cony Stipicic que aprendían de la “experta” en música los detalles más insulsos de la vida del músico sin siquiera pasar revisar el mérito de haber trasladado al pop las lyrics de James Joyce y enseñarle a medio mundo que la psicodelia era imaginación, y droga, pero sobre todo imaginación. Pensé que todos eran parte de un documento de audio de Monty Phyton con la verdadera historia de "The Blink Zoyd".

No esperaba fanatismo, pero es mejor dejarlos a ellos hablando y comentando nada del otro mundo. Yo que asumía que en la radio había más opiniones y no una simple lectura de diarios. “Mañana será otro Día” se salvó por los pelos, pero Alejandro Guillier y Antonio Quinteros en la Futuro, Bianchi y Alaluf en la Activa, Maca Puigrredon y Juan Manuel Astorga en Infinita, todos autocopiativos y con boleta. Justo cuando ayer se elebra el día del gremio me sale un ¡los periodistas tienen que ser algo más que periodistas, por Dios!.
Entiendo que exista la agenda, y la pauta, pero piratear contenidos, me parece un insulto. Sobre todo porque los medios estána llí para reconfortarnos de la soledad en este secuestro que nos hacen y nosotros todos bobos, con síndrome Estocolmo, tratando de entenderlos.
Debe de haber sido el zapping más triste que he hecho por el dial, se muere Syd Barrett y hay puros idiotas en la radio, todo porque la gente con ideas parece que no está dispuesta a levantarse a las seis de la mañana a diario. Y sigue la ruta de Barrett, imaginando cosas que nadie puede entender. Duermen la luces verdosas de los electrodomésticos y yo debería hacer lo mismo.

1 Comments:

Blogger Lorena A. said...

es interesante despertar tan temprano. A que todos los días muere alguien importante, menos famoso, pero no menos importante...

8:56 p. m.

 

Publicar un comentario

<< Home