Creerse un personaje

A pesar de las llagas de la infancia y de su exigencia de felicidad , sus esperanzas y dioses lo conducían a pensar que estaba protagonizando, sin razón válida, la trama de una novela preferida, secretamente familiar, libro predilecto de una deidad que halaga y confirma los leves impulsos del corazón. Por primera vez no experimentaba otra realidad que la de una pasión a la ventura, un deseo de savia, instinto inteligente, cordial parentesco con el mundo que lo rodeaba. Ya sin cólera y sin odio, no conocía el arrepentimiento... "Querer la vida no es bañarse a diario. Es vivir de un modo extraordinario, desenfrenado. Mujeres, aventuras, países. Es forzar alguna cosa o situación. Una vida ardiente y maravillosa, digna de ser novelada, tan poética que no te den ganas ni siquiera de tomar el lápiz".