Memorabilia, iconografías mecanografiadas, cajas chinas, muñecas rusas, recetas, hipertexto culinario y del otro, origamis mentales, hagiografías paganas.

domingo, abril 09, 2006

Intento de descubrir a Judas

Un texto traicionado

Por Jose Pablo Stange

(Tipo de camiseta blanca y guitarra al hombro se acerca a teléfono público, deposita moneda de 100 pesos en la ranura, marca los seis dígitos de un número de teléfono y espera. Al otro lado, una voz ronca responde):

-Aló ¿Rodrigo?¿Nos vamos a juntar a grabar?.
-No, hoy no. No me conseguí el computador. Oye ¿Te interesa escribir algo para la revista?
-Sí, sí. Dale. Dime tú que escribo.
-¿Prefieres que te imponga el tema?
-Si, me gusta ese juego. Dame el tema.
-Escribe algo sobre Judas.
-¿Judas?
-Sí. ¿Te animas?
-Vale. Judas. Oye, se va a cortar la llamada. Hablamos después.
-Chao. Que estés bien... Oye!!!

(Tipo de camiseta blanca deja auricular descolgado, se acomoda la guitarra y toma asiento en un banco cercano. Gracias a que dejó el auricular descolgado, podemos escuchar lo que piensa. Extraños fenómenos del Universo).

Judas. ¿Qué voy a decir sobre Judas?. Supongo que se referirá a Judas Iscariote. ¿Ese era el apellido de Júdas ¿Y qué voy a escribir?. No es ninguna novedad que fue él quien traicionó a Jesús. Ahora resulta que me voy a poner a hablar sobre Jesús. Parece que no fue muy buena idea esto de que me dieran el tema. Yo no tengo ningún rollo con Judas. De hecho, no tengo ningún rollo bíblico. Joder, los forros en los que me meto. A ver, a ver. ¿Cómo ordeno esto?. Parece que sí tengo un rollo con Judas. Bueno, no con él personalmente, sino con que todo el mundo lo tilde de hijoputa por traicionar a Jesús: si no lo hubiera traicionado, al otro no lo habrían crucificado y la historia sería muy distinta. O sea, alguien tenía que hacer el papel de malo para que Jesús quedara como mártir, como redentor. ¡Chucha!, esto es más complicado de lo que pensaba. Voy a tener cuidado cuando me ponga a escribir el texto: uno nunca sabe como la gente puede llegar a tomar éstas cosas.
Pongámonos en las sandalias de Judas. El tipo vende a su maestro por un saco de monedas. Lo traiciona con un beso. Luego, al ver que por su culpa lo van a matar, el traidor se suicida. Está jodido por todas partes. Suicidarse es un pecado para los católicos. Como si yo no fuera católico. Hice hasta la confirmación. En fin, no me siento católico. Le tengo cariño a la religión, pero nada más. No me nace practicarla. Judas. A mi no me gustaría ser Judas. Pero alguien tenía que hacerlo. Que lío más complicado es éste: alguien tenía que joderse para que existiera el Cristianismo.

No puede ser. Debe ser otra de esas trampas de la lógica. Bueno, da lo mismo, todavía no he escrito nada. Puedo pensar lo que se me dé la gana: nadie se puede meter en mi cabeza. Por suerte. Judas. Si hay alguien que no me gustaría ser, ese es Judas. Pobre huevón. Todo el mundo lo odia. Los niños lo arrastran por la calle pidiendo monedas. Le inventan chistes, se burlan de él porque traicionó al intraicionable, al hijo de Dios. Y más encima, lo traicionó conociéndolo personalmente. Qué increíble: a nadie le gusta quedar como el malo de la película. Todos queremos ser lo apóstoles fieles, los buenos. Nadie quiere ser el malo porque es un cacho. Todo mundo te odia. Y sin embargo, alguien tiene que hacerlo. Alguien tiene que hacer de malo.

Esto comienza a ponerme nervioso. ¿Cuántas veces, para quedar bien conmigo mismo, me hice la víctima?. Qué vergüenza. Lo he hecho cientos de veces: ser víctima es top. Todo el mundo se apiada de ti, te dan cariño, te cubren. Pero para poder ser víctima, necesitas un victimario. Sino no funciona. Porque ser víctima de la propia idiotez -que es lo más frecuente- es algo vergonzoso. No, las verdaderas víctimas, los mártires como dios manda, son heridos por un tercero. ¿Y quien quiere ser ese tercero? NADIE. Es un culo ser el hijoputa que hace daño. Que hipócritas que somos. Ahora resulta que todos somos unos santos. Todos queremos ser santos, todos queremos ser los buenos. Y que se joda al que le toque el rol de malo. Porque ese sí que se jode. Primero la culpa de haberla cagado y segundo el reproche eterno de los otros que, jurándose angelitos, se lo refriegan en la cara por los siglos de los siglos. ¿Cuánta gente no va por la vida haciéndose la inocente ovejita para provocar al lobo que todos llevamos dentro?. Esos si que me joden. Son los más cabrones de todos. Siempre quedan bien. Van por ahí provocando a la gente. Si para hacer daño se necesitan dos personas. Uno que se deja y otro que lo hace. O sea, siempre habrá gente que quiere cargársela con uno, pero no porque ellos quieran hacerlo uno se va a dejar. Digo yo. En fin. Quizás sea mejor no escribir sobre este tema porque parece que me altera. Voy a llamar a Rodrigo para decirle que no va la cosa. (Tipo de camiseta blanca regresa al teléfono, cuelga y descuelga el teléfono para obtener tono. Introduce moneda en ranura. Marca los seis dígitos. Espera el tono y escucha):
-Aló
-Dime
-Sabes qué: mejor elijo yo el tema. Lo de Judas no me gustó mucho. Me complica.
-Bueno. Como quieras. Pero ya te comprometiste a escribir algo.
-Si. No te preocupes. Chao
-Chao.
(Tipo de camiseta cuelga auricular. Tipo de barba al otro lado de la línea se distrae navegando en internet y deja teléfono descolgado. También podemos escuchar sus pensamientos).

Inserción editorial:
La idea era revisar la figura de Judas en la literatura y de cómo autores como Jorge Luis Borges con su tres versiones de Judas de 1944 y Thomas de Quincey reivindicaban la figura del más vilipendiado de los apóstoles. Habría sido bueno que se revisaran algunas ideas como la del Romanticismo que siente especial preferencia por los personajes más oscuros de la historia. Sobresale como ejemplo el Caín de Lord Byron y el ensayo que Thomas de Quincey hace sobre Isacriote en su Seres Imaginarios y Reales que, al contrario de la visión de Dante Aligheri, nos ofrece una nueva perspectiva de análisis del personaje. Una no tan descabellada visión del guerrillero, el revolucionario que espera una reacción apasionada de un Cristo que parece demasiado laxo, corderil y pacifista como para generar los cambios y modificaciones que anunciaba el Bautista. Isacariote quiere encender la mecha revolucionaria y por eso vende al Salvador a un precio irrisorio y, si bien su muerte tiene versiones apócrifas, su deceso es gatillado por el fracaso de su plan, por el desencanto de un exaltado nacionalista. Se podrían agregar un par de anatemas de predestinación para un Judas con una misión especial e incomprendida. Daba lo mismo, pero este texto, la verdad que es una traición, sin beso.

Texto publicado en revista Tambor de marzo de 2004.